Se acercan a esta máquina expendedora, pero no pueden comprar cuando ven lo que hay dentro

Esta máquina expendedora vende camisetas baratas, pero no es lo que parece.

Este experimento fue llevado a cabo la semana pasada en la Alexanderplatz de Berlín. Una máquina expendedora situada en el centro de la plaza anunciaba que vendía camisetas a dos euros. Sin duda parecía un buen reclamo, por lo que mucha gente que pasaba por allí se acercó para comprar una. Pero cuando echaban el dinero, la cosa cambiaba. Al elegir la talla de la camiseta, lo que aparecía en la pantalla no era una prenda sino Manisha.

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¿Y quién era Manisha? Manisha es una de las chicas encargadas de fabricar ropa por menos de 13 céntimos la hora, trabajando 16 horas al día todos los días de la semana. El mensaje, que ninguno de los compradores se esperaba, era tan duro como real. Cuando la máquina empezaba a contar al usuario la historia de Manisha, y de un millón de chicas más en las mismas condiciones, todos quedaban impactados. Por eso, al poder elegir después de escuchar la historia, entre llevarse su camiseta o donar los dos euros a una asociación que recauda fondo en memoria de los más de mil trabajadores que murieron en la fábrica textil que se derrumbó en Bangladesh, 9 de cada 10 lo donaron. Fashion Revolution fueron los encargados de llevar a cabo esta acción para concienciar a la gente de lo importante que es estar informados quién hace la ropa que compramos y, sobre todo, en qué condiciones. Con esto pretenden iniciar una revolución para que marcas y tiendas tomen conciencia y se responsabilicen de sus trabajadores, haciendo que trabajen en unas condiciones dignas. Ojalá el mensaje de Manisha llegue a todas las grandes marcas.

Esta máquina expendedora vende camisetas baratas, pero no es lo que parece, es solo una forma de explicarnos de donde viene una simple camiseta.