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La sombra de Rooney Mara es muy alargada para Givenchy



Hacía tiempo que no veíamos a una chica con un equipo de esilismo tan bueno detrás. No creais que la actriz se levantó un día y dijo "me voy a hacer gothic-chic, que veo que es lo que está haciendo falta en este mundillo". No, eso no salió de ella. Salió de todos sus relaciones públicas y agentes. Ellos decidieron el rumbo que iba a tomar la imagen y la actriz acató. ¿Os parece triste? Pues no os debería de parecer, pues ella al menos trabaja y muchas pagarían por estar en su situación aunque fuera renunciando a su estilo personal.

Rooney cuando se nos presentó en la última de Freddy Krugger o en la Red Social, era una niña de pelo largo color rubio dorado, camisitas simplonas y pantalones vaqueros. Se la habrían comido viva si llega a seguir por esa senda. Todo esto cambio de manera radical al enfrentarse a un papel con la fuerza del de Lisbeth Salander, protagonista de la trilogía Milenuim. De ella ha tomado ese gusto por el lado dark y por no sonreír. Se acabó eso de poner cara de buena, ahora posa con sus manos juntas, simulando ser una dama muy frágil y sin enseñar los dientes, así no pierde el misterio.

El equipo que la lleva, la ha convertido en la musa de uno de los diseñadores más potente de la actualidad, Riccardo Tisci, sin que ella lo pretendiera lo más mínimo. De hecho, su última colección para Givenchy ha estado plagadita de modelos que seguro que le vemos en alguna que otra presentación.


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