Las mujeres españolas a la cola de Europa en el uso cultural de Internet

Las mujeres españolas se sitúan a la cola de Europa en el uso cultural de Internet en las tendencias de búsquedas de google.

Si una se acoge a las estadísticas de búsquedas oficiales de Google y Yahoo o a las ofrecidas por cualquier herramienta especializada, se da cuenta rápido de que el ya llamado 'retroceso cultural' de España es una realidad y, cada día que pasa, más mujeres dedican su tiempo en Internet a buscar términos asociados a realities, telebasura o prensa rosa, en lugar de otro tipo de términos ligados a la actualidad política, cultural o científica.

Las españolas somos las más deseadas en toda Europa Las mujeres prefieren documentarse en Internet a la hora de comprar un cosmético

Pero como todo explicado a vista de pájaro suele quedar poco contundente, hagamos un poco de sangre y veamos casos concretos. 

Si uno coge las búsquedas en Internet realizadas por mujeres estos últimos 30 días en España, los tres temas que encabezan dicha lista son tan tristes como ejemplificadores de la situación.

1. Gran Hermano 17 

2. Desiré Cordero (según parece la nueva novia de Cristiano Ronaldo)

3. Mujeres Hombres y Viceversa

Tal cual (y hemos decidido obviar la cuarta por no echar más leña al fuego), nada de los importantes hallazgos contra el cáncer de mama, ni los últimos escándalos políticos, ni los premios Emmy, ni, por supuesto, algún lanzamiento editorial o discográfico. Simplemente eso, pura superficialidad.

Unas estadísticas que duelen aún más cuando se comparan con las de Alemania, Reino Unido o incluso Italia. Por ejemplo, en el Reino Unido las búsquedas vienen referidas a los Emmy, la nueva película de Bridget Jones o una nueva serie de componentes históricos de la BBC llamada 'Poldark'.

Llegadas a este punto cabe buscar explicaciones en muchos factores condicionantes y muchas actitudes de los grandes medios de comunicación. 

¿Debería la televisión española seguir un formato más parecido al de la BBC y no abandonar el concepto de empoderamiento de las nuevas generaciones?

¿Es cosas de los valores actuales transmitidos de padres y madres a hijos e hijas en los que se premia lo superficial y vanal por encima de lo reflexivo y cultural?

¿Es España aún un país poco maduro respecto a sus compañeros europeos que aún no se ha recuperado de tantas décadas de dictadura y empobrecimiento cultural?

Hemos contactado con la psicóloga Laura Miranda para que nos dé su opinión al respecto: 

"Quizás el problema venga relacionado con la visión que la mujer española tiene de sí misma. Mientras el estándar de la mujer europea es una mujer trabajadora con un especial interés por su crecimiento y evolución personal, la española sigue sujeta a cánones de varias décadas atrás en un entorno de pobreza cultural consentida.

Situación que, al contrario que pasase en los años 80 o 90, ha sufrido un retroceso en las nuevas generaciones, que tienen una tendencia mayor hacia lo superficial y vulgar. 

Cabría preguntarse si es una circunstancia propiciada por un irresponsable uso de los medios de comunicación o una deficiente transmisión de valores familiares. Pero lo más probable es que sea una conjunción de estos y más factores que se nos escapen.

Y también habría que considerar que el acceso a Internet en España ha ido más atrasado que en otros países europeos y que el predominio de gente joven o la incorporación de sectores sociales con menor recorrido cultural esté siendo determinante en estas estadísticas."

No pudiendo estar más de acuerdo con estas declaraciones, es más que evidente que esta situación de apuesta por lo vulgar por los grandes medios y de desentendimiento familiar debe tocar fondo pronto, ya que, en caso contrario, en una década las diferencias culturales entre hombres y mujeres españoles respecto a sus vecinos europeos, serán aún mayores de las actuales. Y ya entonces estaríamos hablando de una "brecha cultural" complicada de salvar. 

Y en la cola de Europa en el acceso a la información cultural en Internet: las mujeres españolas. Viendo los índices de audiencia televisivos, ¿de verdad debe suponernos una sorpresa?