El éxito de las influencers que en realidad no existen
Influencers que en realidad no existen: ¿estamos en la era de las it girls digitales?
Una de las razones por las que recomiendan a los adolescentes no abusar de Instagram es porque pueden obtener una percepción distorsionada de la realidad. Los cuerpos y los rostros perfectos en lugares paradisiacos llenan nuestro feed como si fueran algo cotidiano y real. Pero la realidad es que la mayoría de estas fotos son retocadas, modificadas y mejoradas con filtros infinitos que las convierten en algo más falso que cotidiano.
Pero cuando creíamos que los filtros y Photoshop eran suficientes para distorsionar cualquier cuerpo y realidad, la vida ha ido un poco más allá. Porque cada vez son más las influencers que, directamente, no existen. Se conocen como influencers digitales y el problema es que pueden pasar perfectamente por chicas reales.
Las 5 influencers de belleza más ricas en 2022 El acné de Brie Larson en "Room" no era en realidad maquillaje
Miquela, conocida en Instagram como @lilmiquela, es una chica estadounidense de 19 años que con sus estudiadas fotos, su rostro adorable con pechas y su estilo vistiendo se ganó durante el año pasado millones de seguidores y colaboraciones con grandes marcas como Chanel. Pero Miquela tenía un secreto: no existía. Alguien la había creado de forma digital.
El perfil de Miquela demostraba que no podemos creer nada de lo que veamos en la pantalla de nuestro Smartphone. Pero, aún así, todos volvimos a caer de nuevo cuando apareció Shudu. Esta chica negra de piel muy oscura conquistó Instagram con su belleza, convirtiéndose en imagen de la firma de maquillaje de Rihanna, Fency Beauty. Al igual que Miquela, Shudu había sido creada por un artista digital, lo que volvió a generar debate y polémica acerca de lo que es real y lo que no.
El peligro de que las adolescentes conviertan a mujeres creadas digitalmente en su imagen de referencia es que de nuevo intentarán alcanzar una belleza que no existe. Además, nos hace plantearnos el problema de saber dónde está ese límite entre lo real y la ficción. ¿Habrá llegado la era de las influencers que no existen?