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Cómo reducir el tiempo en las tareas del hogar

LAS TAREAS DEL HOGAR SON INEVITABLES PERO PUEDE HACERLAS EN MENOS TIEMPO.

Las tareas del hogar son inevitables pero puede hacerlas en menos tiempo.

Las tareas del hogar son inevitables pero puede hacerlas en menos tiempo. Y es que sería maravilloso no tener que hacer nada o sólo agitar la punta de la nariz como embrujada y que como por arte de magia nuestra casa se limpiara, las camas se hicieran, la ropa se lavara, tendiera, planchara y doblara sola… Por no hablar de la tediosa limpieza general de la cocina. Sí, las tareas del hogar son tan inherentes al hogar como sus propias paredes. A veces puedes contratar a alguien para que te ayude o las haga por ti, pero no todo el mundo puede permitirte este servicio y a veces sucede que no te sientes muy cómoda externalizando estas obligaciones y/o cediendo tu espacio íntimo al acceso de una persona desconocida.

Sea cual sea tu caso, hemos recopilado unos cuantos trucos que te pueden ayudar a hacerlas de una manera más llevadera. Según algunos estudios, los españoles dedicamos entre 6 y 9 horas semanales a la limpieza de nuestra casa. Con nuestros consejos optimizarás al máximo el tiempo que dedicas a las tareas de tu hogar.

Como sucedía en el colegio y en todas la vida de estudiante en general, lo importante es el trabajo diario, el poco a poco de los deberes de cada día. Acostúmbrate a repetir todos los días los mismo ritos sencillos que si bien no significan una limpieza profunda contribuyen a que se mantenga la higiene diaria, a que todo tenga un aspecto más recogido y no te agobie la suciedad y el desorden y sobre todo, te lo pongan más fácil cuando vayas a “limpiar en serio”.  Estos ritos son que ventiles la habitación antes de marcharte, que dejes la cama hecha, que friegues la vajilla y los cacharros habitualmente, sin dejar que se acumulen más de dos comidas y que recojas la ropa a diario: lo que va a lavar, a su cesto y lo que vaya al armario o a los cajones, a su sitio. No hay nada que agobie más y de más sensación de suciedad (cuando no la hay) que las pilas infernales de ropa.

La planificación es importante. Es decir, procura marcarte un día o días a la semana específicamente para realizar las tareas del hogar. Si las dejas para “ese momento libre” que aparezca en tu agenda como por arte de magia y probablemente no aparecerá  tanto como te gustaría es posible que te retrases, que la suciedad y las tareas pendientes se acumulen. Fija una hora u horas para limpiar y deja que tu tiempo libre sea eso, libre.

Recuerda que las manchas pueden durar entre cinco segundos y un siglo. Si te acostumbras a limpiar una mancha o salpicadura en cuanto se produzca, sin permitir que la suciedad se acumule o solidifique, estarás ganando un tiempo precioso en tu semana. No consientas que los restos de comida se conviertan en costras sobre la vitro que luego te costará muchísimo rascar. Eso por no hablar de los restos de pasta de dientes en el lavabo. Retirar las manchas al instante es un gesto mínimo pero muy valioso. Y si en estos instantes aprovechas para dar un repasillo a la encimera de la cocina o al espejo del cuarto de baño, aprovechando que ya estás ahí, esa tarea que adelantas. Exprimir tu tiempo de limpieza al máximo también te resultará muy útil.

El hecho de tener que limpiar y ordenar tu casa para mantenerla al día de las tareas del hogar es un incordio pero no tiene por qué convertirse en un suplicio. Cuando te toque limpieza pon tu música favorita. Si tienes que planchar pon tu programa de televisión o tu serie favorita. Ten en cuenta que a lo mejor tardas más pero también será todo más llevadero. Y disfrutarás más de los resultados.

Procura que haya orden en tus útiles y productos de limpieza. No servirá para nada que cumplas la agenda de tareas del hogar si no llevas un poco de control sobre los productos de limpieza que tienes y que necesitas comprar, como tampoco te ayudará no saber dónde has guardado los trapos, cepillos, cubos, etc. Y procura también mantener limpios tus útiles de limpieza.

Póntelo fácil no acumulando objetos que no utilizas y que ni siquiera te gustan pero que por alguna razón han llegado a tu casa para alimentarse de polvo y generarte más tensión. A la hora de localizar estos objetos es posible que encuentres algunos que aunque a ti ya no te interesan sí podrían hacerlo a tus amigos o familiares. Aprovecha para regalar detalles inesperados y queda muy bien a la vez que liberas tu espacio de focos de suciedad superfluos.

Otra buena costumbre es que, cada vez que adquieras algo nuevo lo almacenes correctamente, no fomentes las pilas infernales de las que hablábamos al principio porque la limpieza se te hará más difícil y desordenada. Las cajas y archivadores para el papeleo y las etiquetas para localizar dónde está cada cosa son tus grandes aliados. 

Y por supuesto, si no vives sola, busca la implicación de todos los miembros de tu hogar en las tareas de limpieza semanales con tu pareja o compañeros de piso, el reparto de tareas y deberes ha de ser igualitario. Y si tiene hijos pequeños también deberás implicarles en la medida de sus posibilidades sin que les parezca un castigo o algo aburrido sino algo necesario y fundamental para mantener las bases de vuestra convivencia familiar. Educa a niños responsables para que se conviertan en adultos responsables.

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