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La era de los encuentros casuales y sin compromiso

Todos estamos cansados de preguntarnos si a la próxima persona con la que nos acostamos le gustamos realmente o si simplemente está aburrida. De acuerdo, quizá no todo el mundo, pero la mayoría de las veces las personas que se enrollan casualmente están tratando de satisfacer algo: ya sea sus impulsos sexuales o sus esperanzas de cumplir la historia de amor que se reproduce dentro de su cabeza. El matrimonio y el compromiso suelen estar al acecho (aunque digan que no quieren esas cosas).

Entonces, ¿por qué nos encontramos pensando en nuestra propia idea del amor, pero luego, cuando realmente llega el momento de abrirnos a alguien nuevo... rehusamos querer comprometernos? Quiero decir, lo entiendo ... es mucho más fácil de conseguir nosotros mismos sin ningún tipo de complicación. La sensación abrumadora de que alguien nos guste más de lo que esperábamos es algo que nos encanta evitar. Peor aún es cuando estamos locos por alguien y esos sentimientos no son recíprocos. Eso nos deja con la solución más fácil: ligues ocasionales sin compromiso. Porque forzarnos a olvidar un recuerdo fugaz de una aventura de una noche es mucho más fácil que intentar borrar los muchos recuerdos de una vida que podríamos haber construido con alguien, si nos hubiéramos comprometido.

Las mujeres han evolucionado enormemente en el último siglo definiendo nuevos roles de género. Hemos superado la época de Gatsby con gracia y elegancia. Luchamos por el derecho al voto, que luego repercutió en la forma de vernos dentro y fuera del hogar. La Prohibición llevó a la creación de los bares clandestinos, facilitando que la gente se relacionara en entornos privados de riesgo... estamos hablando de bailar y beber. Qué idea. Los hombres seguían yendo a la guerra, lo que significaba que el matrimonio estaba en auge porque, de nuevo, la idea del amor que juega dentro de nuestras cabezas es prominente y ha existido desde el principio de la conexión humana.

Los años sesenta permitieron ampliar la accesibilidad y el acceso al control de la natalidad. Ahora tenemos una píldora digerible que evita que las mujeres se queden embarazadas, cambiando el ciclo de la vida en el sentido de que ahora tenemos el derecho de elegir cuándo, con quién y dónde vamos a formar una familia, si es que eso es algo que queremos. Woodstock entró en juego, y la gente tuvo un despertar espiritual lleno de placer, felicidad y, bueno... LSD.

Avancemos hasta 2006, cuando salió la exitosa canción de Nelly Furtado, "Promiscuous Girl". Celebrábamos la promiscuidad mientras Ryan Seacrest la interpretaba en KIIS-FM, y el mundo no podía evitar memorizar la pegadiza letra. Fue un fenómeno cultural. Y ni siquiera hemos tocado el tema de las aplicaciones de citas. Oh, sí. Ahora existen, y realmente han cambiado el juego para siempre. Históricamente, los hombres son más "promiscuos", pero como el campo de juego se está igualando, las mujeres están igualando ese nivel de sexualidad, aumentando la cultura del enganche. El auge de la tecnología y de las aplicaciones de citas hace que haya más plataformas online para conocer gente, y no importa dónde se encuentren geográficamente o en qué zona horaria estén. Las limitaciones para las personas en el mundo de las citas ya no existen. Las aplicaciones de citas hacen que la gente piense que sus opciones son infinitas. Al hacer que el abanico sea infinitamente mayor, la gente es menos propensa a conformarse, ya que está convencida de que hay algo -o alguien- mejor, justo en el horizonte.

En 2022, las mujeres serán más independientes y orientadas a la carrera, y buscarán la satisfacción inmediata en lugar de las relaciones. Seguiremos teniendo el amor en la cabeza, pero ya nadie está dispuesto a perder la cordura por personas que no le satisfacen a medias. Exigimos más y toleramos menos porque hemos llegado a conocer nuestra valía como mujeres. Por cierto, nuestra valía no está determinada por el número de personas con las que nos acostamos, por el dinero que ganamos o incluso por el lugar que ocupamos en la sociedad. Nuestra valía está determinada por el alma que llevamos dentro y por las buenas acciones que hacemos cuando nadie nos mira.

Por el mero hecho de ser tú, debes saber, ser consciente y no olvidar nunca que, a pesar de vivir en una época de "ligues casuales", el compromiso te encontrará cuando estés preparado y menos te lo esperes. Lo que va, vuelve, y la historia tiende a repetirse.

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