Información: el consentimiento debe ser una parte permanente de toda relación

Hace unas semanas, mi hija de 2½ años me preguntó si estaba bien. Lo estaba (aunque ese día en particular había sido... un día), así que se lo dije. Entonces me preguntó si quería un abrazo. Fue muy dulce, pero también fue un ejemplo de su incipiente comprensión de algo mucho más importante: el consentimiento.

Como adultos, rara vez necesitamos pedir permiso: podemos ir donde queramos, cuando queramos y con quien queramos. Tal vez no sea de extrañar, entonces, que se piense que el consentimiento es una conversación única y exclusivamente sobre sexo. Tal vez hayas hablado de ello con tus anteriores parejas, o tal vez haya surgido de vez en cuando, pero no lo consideras tan importante (y no serías el único: las investigaciones revelan que es menos probable que la gente pida consentimiento a medida que pasa el tiempo en una relación).

La verdad: el consentimiento es una pieza fundamental de toda relación. No sólo porque cuestiones como la coacción sexual y la violación se dan en las relaciones de pareja a largo plazo, sino también porque, en última instancia, el consentimiento consiste en comunicar y respetar los límites. Se trata de tener autonomía a lo largo de toda la vida para tomar tus propias decisiones y capacitar a los que te rodean para hacer lo mismo. Tener una conversación honesta y atractiva sobre todos los aspectos de nuestra vida es fundamental para unas relaciones sanas", dice Angela Lee, directora de Love Is Respect, un proyecto de la National Domestic Violence Hotline.

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Conozca a los expertos: Angela Lee es la Directora de Love Is Respect, un proyecto de la National Domestic Violence Hotline, donde trabaja desde hace 10 años. Antes de ser directora, Lee trabajó en primera línea como defensora del servicio telefónico y como gestora del servicio de programas.

Jennifer Aull, LMFT, es la fundadora y directora de North Brooklyn Marriage & Family Therapy. Como terapeuta matrimonial y familiar licenciada, también es miembro de la Asociación Americana de Terapia Matrimonial y Familiar y terapeuta sexual certificada por la AASECT.

Zoë D. Peterson, PhD, es psicóloga clínica y directora de la Iniciativa de Investigación sobre la Agresión Sexual en el Instituto Kinsey de la Universidad de Indiana. Es editora asociada del Journal of Sex Research y fue elegida presidenta de la Sociedad para el Estudio Científico de la Sexualidad de 2019 a 2021.

¿Pero las charlas sentadas, incómodas y con ganas de reír? Además de ser anticuadas, a menudo sólo arañan la superficie del verdadero valor del consentimiento. En cambio, estas cinco estrategias respaldadas por expertos proporcionan una guía para mantener el consentimiento como parte de la conversación, lo que a su vez aumenta la confianza, la seguridad y el placer (a veces sin decir una palabra)...

1. Redefine el consentimiento.

A la hora de integrar la idea con mayor regularidad en tu vida doméstica, es útil hacer un trabajo interno y abordar primero los problemas de consentimiento de tipo más amplio. Recuerda: El consentimiento también puede referirse a cosas como las finanzas o los invitados. El problema es que puede que nunca hayas hablado con tu pareja de compartir una cuenta bancaria o de lo que se considera TMI cuando se habla con los miembros de la familia. Y si no hay conversación, se producen las peleas.

Un punto de partida fácil es preguntar a tu pareja: "¿Cómo eran las cosas en tu familia cuando crecías?", dice Jennifer Aull, LMFT, terapeuta matrimonial, familiar y sexual con sede en Brooklyn. Según ella, analizar las experiencias familiares pasadas, las situaciones actuales y los objetivos futuros es importante a la hora de establecer el "ahora" ideal. Más concretamente, las experiencias anteriores dan forma a nuestro ahora, así que inicia una conversación sobre cómo eran las políticas con los invitados en la casa de tu infancia y en la de tu pareja, por ejemplo. Los dos podréis centraros en lo que os gustaba, en lo que no y en lo que queréis mantener, de cara al futuro. Lo mismo ocurre con el dinero o con cualquier tema complicado que requiera un límite establecido o una línea de no cruzar. Una vez que hayáis acordado un plan de juego (¡vamos, equipo!), "respeta lo que dice tu pareja, cíñete a los límites que establece y crea confianza", dice Lee.

2. Utiliza una escala (no de ese tipo).

Es fácil ver la búsqueda de permiso como una pregunta con una respuesta de sí/no, pero el estándar para el consentimiento debería ser el "consentimiento entusiasta", dice Aull. Sugiere una técnica llamada "escalada" -calificar la excitación en una escala del 1 al 10- para evitar hacer cosas que no te entusiasman y hacer que tu pareja se sienta rechazada. (Ambas cosas pueden erosionar las relaciones con el tiempo.) ¿No te sientes bien esta noche? Prueba: "El sexo es un 3 para mí, pero ducharse juntos sería un 7. ¿Qué sería para ti?" o "He tenido un día largo; el sexo es un 3, pero mañana por la mañana podría ser un 7".

3. Habla de los cambios.

No hay nada malo en la rutina, pero a veces, caer en patrones en una pareja puede contribuir a ciertos "bailes" (piensa: una persona persigue, la otra se aleja). Eso puede provocar sentimientos de resentimiento, dice Aull.

La verdad es que las relaciones fluyen y refluyen, por lo que es importante describir al otro cualquier cambio que detecten. Un rápido "Oye, ¿te has dado cuenta de que siempre solíamos tener sexo cada semana y ahora parece que eso ha cambiado?" o "Me he dado cuenta de que estás contando a la gente lo mucho que te han subido los sueldos, cuando normalmente los mantenemos en privado" podrían desencadenar una conversación en la que ambos os sintáis lo suficientemente cómodos como para actualizar las directrices en torno a diferentes temas.

4. Aprende otro idioma.

"¿Quieres ir a la cama temprano esta noche?" o "¿Quieres venir a casa a comer hoy?" Las palabras clave pueden sonar cursis, pero crear tus propios lenguajes y rituales en torno al consentimiento puede ser íntimo y divertido, dice Zoë D. Peterson, PhD, directora de la Iniciativa de Investigación de la Agresión Sexual en el Instituto Kinsey de la Universidad de Indiana. (Este tipo de preguntas no funcionaría con una pareja nueva, pero en las relaciones ya establecidas, pueden ser excelentes formas de pedir el consentimiento". Idea extra: Incluso puedes utilizar palabras clave cuando se trata de temas menos picantes, como las finanzas (decir "pan", por ejemplo, para indicar a tu pareja que quieres ceder y comprarle a tu hijo ese juguete en la tienda).

5. Haz comprobaciones espontáneas.

Las pequeñas comprobaciones temporales pueden parecer lo contrario a lo sexy, pero pueden ser clave para conocer mejor a tu pareja y estar al día de lo que funciona (y de lo que no) cuando se tratan temas como la intimidad. "Comprobar durante los encuentros sexuales -preguntar cosas como: '¿Se siente bien?'- es una comunicación que tiene que ver con el consentimiento, pero también, con suerte, con la diversión", dice Peterson. Y no es necesario estar en el momento para hablar de lo que le gusta (y lo que no); puede que te sientas más cómodo estableciendo un límite en otro momento. También deberías aplicar este enfoque de control a otros aspectos de la vida.

LA PATERNIDAD EJEMPLAR: ¿Has oído alguna vez el dicho "se pilla más que se enseña" con los niños? Utilizar la terminología anatómica correcta (pene y vagina), explicar lo que se hace cuando se toca a un niño (cambiarle el pañal), dejar de hacerle cosquillas cuando lo dice, no coaccionar a los niños para que se muestren afectuosos (forzar los abrazos de despedida), preguntar a tu pareja delante de tus hijos si quiere un beso... son los elementos básicos del consentimiento, dice Aull. Pero también hay otras formas de modelar el respeto a los límites personales, como permitir que tu hijo guarde el juguete especial que no quiere compartir antes de que lleguen sus amigos. "Cuando los adultos respetan los límites de los niños, les enseñan a hablar de los suyos y a respetar los de los demás", dice Peterson. "Eso prepara el terreno para una buena comunicación sobre el consentimiento cuando lleguen a la adolescencia y a la edad adulta".