Aquí huele a Dior

Para todos aquellos que os reincorporáis a los estudios, a la meditación, o al trabajo, tras una vacaciones como el relax manda, es decir, con orden de alejamiento sobre el mundanal ruido, recuperamos uno de los culebrones del año: el vacilante futuro de Dior. Se acerca la fecha en que se va a dictar sentencia sobre el caso Galliano -7 de septiembre, para ser más exactos-, y los runrunes que han ido repiqueteando desde su marcha y la consiguiente debacle de la firma, dejan de sonar a zumbidos para convertirse en canción. La resolución de este proceso, es la clave del embrollo; hasta que no se sepa si hubo despido improcedente o una justa invitación a irse antes de que caducara su contrato, no se desvelará el nombre del sucesor. La bombas caen cada vez más cerca y los rumores han ido evolucionando progresivamente desde el disparate a, prácticamente y seguramente, la versión oficial; los adalides de la industria no han hecho más que interpretar las intrincadas señales que se han lanzado sutilmente, y a cuentagotas, desde la maison.