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5 razones por las que tu periodo cambia a los 30 años

La emblemática Coco Chanel dijo una vez: "Puedes ser preciosa a los treinta, encantadora a los cuarenta e irresistible el resto de tu vida". Y aunque esas palabras son indiscutiblemente ciertas -y lo demuestran cada día las mujeres inspiradoras, bellas e inteligentes que nos rodean-, también hay algunas realidades biológicas que acompañan al proceso de envejecimiento.

La mayoría de las mujeres de mediados a finales de la treintena informan de cambios en su cuerpo, ya sea su tendencia a ganar peso con más facilidad, la pérdida de elasticidad o humedad de su piel, el aumento de la libido o los cambios en su ciclo menstrual. Esto último suele atribuirse a los cambios hormonales que se producen de forma natural cuando nos acercamos a los 40 años. Las mujeres no producimos tanta progesterona a medida que envejecemos, lo que afecta al número y la calidad de nuestros folículos ováricos, provoca un descenso de los estrógenos y modifica la duración y el flujo de nuestro ciclo.

Pero hay otras razones por las que nuestros periodos pueden cambiar a los 30 años, entre ellas:

1. Los trastornos médicos como la enfermedad de la tiroides y el síndrome de ovario poliquístico (SOP) pueden alterar la duración del ciclo y la intensidad del flujo. Esta es una razón más para estar al tanto de tus revisiones anuales y ser proactiva con respecto a tu salud: habla y busca ayuda de un experto si algo parece estar mal.

2. Empezar, interrumpir o cambiar de método anticonceptivo, sobre todo si se utilizan o dejan de utilizarse métodos anticonceptivos hormonales como la píldora, la inyección, el parche y el DIU, puede provocar algunas fluctuaciones en los ciclos. Dependiendo del método que utilices, los efectos pueden persistir durante uno o dos ciclos: el cuerpo necesita tiempo para adaptarse.

3. El estrés en casa o en el trabajo, incluidos los muchos factores de estrés que hemos encontrado en los últimos años, puede afectar a tu cuerpo y a tu ciclo menstrual. Si notas cambios y crees que pueden estar relacionados con el estrés, podría ser una señal de tu cuerpo para que realices una actividad de eficacia probada para aliviar el estrés, como la meditación, el yoga o los paseos.

4. Las fluctuaciones de peso también pueden afectar a tu ciclo a los 30 años. Un descenso importante o rápido del peso corporal puede incluso provocar una amenorrea, es decir, la desaparición temporal de la menstruación.

5. Las enfermedades ginecológicas, como los fibromas uterinos o la endometriosis, que se diagnostican con mayor frecuencia a los 30 años, pueden afectar a la menstruación. Al igual que priorizas las visitas a tu médico de cabecera, también es fundamental que acudas anualmente a tu ginecólogo para que te examine, y que te asegures también de cumplir con las citologías programadas.

Por último, no hace falta decir que cualquier cambio significativo o doloroso en la menstruación justifica una visita inmediata al médico. Si los cambios provocan un aumento drástico del flujo o un incremento notable del dolor, es mejor prevenir que curar.

Aunque los cambios físicos, sexuales y reproductivos que experimentamos a mediados y finales de los 30 pueden requerir cierta adaptación y aceptación, muchas mujeres también afirman sentir una mayor sensación de madurez emocional, bienestar y sabiduría en estos años. Si eres como yo y has experimentado muchos altibajos en tu adolescencia y en tus veinte años, tus treinta años pueden parecer prácticamente serenos en comparación. Y para muchos, esa serenidad emocional y esa sensación de ser uno mismo pueden ayudar a contrarrestar los efectos de los cambios físicos.

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