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Charlene de Armani en la ceremonia religiosa

A SÍ SI MUJÉ



¡Giorgio te necesito! Menos mal que estaba Super-Armani para arreglar el desaguisado que su Alteza Serenísima lió con su elección para el traje de ayer. Gracias a Armani, Charlene no será recordada como esa princesa que se vistió de azul bebé y llevó unos pantalones que parecían una falda.

Armani ha hecho un muy buen trabajo. El modisto apostó por el blanco nuclear a la hora de realizar el traje de novia de la princesa. El cuello de barco, sencillo pero efectivo, Charlene se ve favorecidísima con el él. El vestido queda ajustado al cuerpo de la princesa mucho más de lo que estamos acostumbrados en este tipo de bodas reales en donde la falda suele tener algo más de volumen o vuelo.

Mención a parte merecen los encajes que adornan todo el traje. Lo hacen de manera discreta, eso sí.

¿Qué os parece Charlene en esta segunda ceremonia?

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