Amabilidad frente a bondad: ¿Es uno mejor que el otro?
Palabras que en realidad no son intercambiables: salud/bienestar, introvertido/tímido, sexo/género y agradable/amable.
Aunque amabilidad y bondad no son sinónimos, ambos tienen su momento y su lugar. A continuación, exploramos ambas, así como los beneficios de cada una, con la ayuda de la coach de autodesarrollo, experta en manifestación y conferenciante inspiradora Roxie Nafousi.
"Ser amable suele implicar cortesía y cortesías sociales", explica Roxie. "A menudo se centra en mantener una imagen positiva y evitar conflictos, aunque eso signifique ocultar los propios sentimientos o no dar prioridad a las propias necesidades. A veces puede estar motivado por las expectativas sociales o el deseo de aprobación".
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Por otra parte, ser amable va más allá de la cortesía. "Implica empatía genuina, compasión y el deseo de ayudar a los demás sin esperar nada a cambio. La amabilidad se basa en la autenticidad y en una preocupación sincera por el bienestar de los demás", afirma Roxie.
Entre ellos se incluyen:
- Aceptación social. La amabilidad puede ayudarle a encajar y a mantener interacciones fluidas en diversas situaciones.
- Evitar conflictos. Ser amable puede ayudar a evitar desacuerdos o enfrentamientos.
- Relación superficial. La amabilidad puede establecer relaciones amistosas sin ahondar necesariamente en conexiones más profundas.
Ser amable puede:
- Construir relaciones más profundas y significativas. La amabilidad también fomenta la confianza y la conexión con los demás.
- Mejora el bienestar emocional. Los actos de bondad liberan hormonas del bienestar, como la oxitocina, que mejoran el estado de ánimo.
- Crear un efecto dominó positivo. La amabilidad inspira a los demás a ser amables, creando un entorno más armonioso.
- Aumenta la satisfacción personal. Ayudar a los demás puede proporcionar una sensación de propósito y realización.
"Ni ser amable ni ser simpático es intrínsecamente mejor que el otro, ya que ambos tienen su lugar en las interacciones sociales. Sin embargo, la amabilidad tiende a tener beneficios más profundos y duraderos, tanto para el individuo como para la sociedad, ya que está arraigada en el cuidado genuino y la compasión", dice Roxie.
Como en la mayoría de las cosas, la clave está en el equilibrio.
"Aunque la amabilidad es admirable, es importante encontrar un equilibrio. Puede haber situaciones en las que sea necesario ser directo o firme, aunque no parezca 'amable'. Ser una persona amable no significa que debas evitar siempre las conversaciones difíciles o poner excesivamente en peligro tus propias necesidades", afirma.
Y nos anima encarecidamente a recordar que también debemos ser amables con nosotros mismos. "El autocuidado y la autocompasión son esenciales para el crecimiento personal y el bienestar. Trátese a sí mismo con la misma amabilidad que ofrece a los demás.
"En última instancia", dice Roxie, "la elección entre ser amable y ser simpático depende de la situación y de tus intenciones. Esforzarse por ser auténticamente amable manteniendo unos límites sanos es un objetivo valioso en el desarrollo personal."
