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El IMC es un error

Todos los días, en las consultas médicas de todo el país, se toman las medidas de los pacientes de forma anticuada en el momento en que se les pide que se suban a una báscula y se introduce su peso en una tabla que calcula el Índice de Masa Corporal (IMC). El IMC es una métrica generalizada basada en la relación entre el peso y la altura al cuadrado que se ha demostrado ineficaz y peligrosa, pero que sigue siendo la norma.

Si el peso de una persona se sitúa por encima del límite del IMC para la obesidad, es probable que el médico informe al paciente de que corre el riesgo de padecer todo tipo de enfermedades y le diga que, por supuesto, "pierda peso". Muchos de nosotros hemos oído frases como ésta, que suelen provocar vergüenza, ya que los médicos suelen pronunciarlas sin tacto ni empatía.

Entonces, ¿por qué el IMC es la norma y por qué no funciona? Volvamos al siglo XIX...

Lo primero que hay que saber sobre el IMC es que fue creado por un matemático belga, no por un médico. En la década de 1830, Lambert Adolphe Jacques Quetelet se propuso encontrar a "l'homme moyen" o el "hombre medio". Su creencia era que si se podían tomar miles de medidas y compararlas, se podría encontrar el "peso ideal". Mediante el cálculo de estas muestras, descubrió que el peso suele aumentar en relación con la estatura al cuadrado de una persona, y el estudio se convirtió en el IMC estándar que utilizamos hoy en día.

Hay un par de problemas importantes con esto. En un experimento pensado para el "hombre medio", que conste que Quetelet sólo lo realizó con participantes que eran hombres de Europa occidental. No sólo eso, sino que ese experimento y sus resultados nunca fueron pensados para ser aplicados a individuos. El IMC se creó originalmente con el propósito de estudiar poblaciones y, por lo tanto, muchos profesionales de la salud están de acuerdo en que el IMC no es una medida precisa de la salud.

Desglosándolo un poco más, el IMC es una medida determinada por dos características físicas: la estatura y el peso. La fórmula es sencilla: IMC = (peso en kilogramos ÷ altura en metros) El IMC refleja únicamente estas dos características físicas de una persona, sin tener en cuenta ninguna otra consideración.

Sin embargo, la mayoría de la gente cree que una persona con un IMC normal está sana y que una persona con un IMC alto (clasificada como "con sobrepeso" y "obesa") no está sana. Esto respalda las falsas afirmaciones de que 1) cuanto mayor es una persona, más insana es, 2) todos los gordos son insanos y 3) todos los delgados son sanos, lo cual no es cierto.

La realidad es que las personas pueden ser sanas o no serlo con cualquier talla, un principio que se conoce comúnmente como salud en todas las tallas (Health at Every Size, HAES).

Durante muchas décadas, la definición de salud física ha sido la más común de "salud", y punto, pero el significado real de "salud" es mucho más complejo. El Centro de Control de Enfermedades afirma que la salud viene determinada por una serie de factores, como la genética, el comportamiento, las influencias ambientales y físicas, la atención médica y los factores sociales.

El IMC no debe considerarse el único factor determinante de la salud, sino que debe ser una consideración prioritaria junto con la salud mental, el bienestar emocional y espiritual, la seguridad económica, la seguridad medioambiental, la capacidad física y mental, los hábitos de comportamiento, las influencias culturales y otros factores.

Utilizar el IMC como principal indicador de la salud individual está matando a la gente.

Utilizar el IMC como indicador principal (si no único) de la salud no sólo es teóricamente problemático, sino que además repercute negativamente de forma sustancial en las personas con mayor peso.

A la hora de determinar el estado de salud o el diagnóstico de una persona, muchos profesionales sanitarios ignoran y pasan por alto las dolencias de las personas con sobrepeso, fijándose en su aspecto físico y en su IMC en lugar de realizar un examen físico exhaustivo o una comprobación del bienestar mental.

Este suceso es un ejemplo de estigma o prejuicio por el peso, que puede definirse como "actos discriminatorios y creencias estigmatizantes dirigidos hacia quienes se considera que tienen exceso de peso."

El IMC en su conjunto es un ejemplo obvio de una forma de prejuicio sobre el peso impuesta y socializada sistémicamente. El IMC es perjudicial para todas las personas, pero afecta especialmente a las de mayor corpulencia. Como resultado directo, un estudio de 2012 muestra que la mayoría de las visitas al médico de pacientes con cuerpos más corpulentos duran menos que las de personas con cuerpos más delgados por la misma dolencia.

Esto es problemático porque las personas con cuerpos más grandes son, por tanto, más propensas:

1) Enfermarse/lesionarse y quedarse así

2) Morir de una enfermedad que no se detectó o se detectó en etapas posteriores

3) Evitar al médico y las instalaciones médicas debido a un trauma médico.

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