barra head

¿Eres tú el "canalla" de tu relación?

Le pides a tu pareja que te ayude en casa y te dice: "Claro, sólo dame una lista".

Pero en cuanto les pides que descarguen el lavavajillas o que pongan la toalla sucia en el cesto en lugar de dejarla en la mesa (¿por qué?), se convierte en: "No me digas lo que tengo que hacer".

El emoji de la cara derritiéndose.

"En las relaciones, a menudo hay un 'regañón' y alguien que se siente 'regañado'", dice Laura Danger, facilitadora certificada de Juego Limpio, educadora y defensora que a menudo habla de este tema en sus plataformas sociales. "Una persona preguntará cómo puede ayudar, pedirá que le den listas y solicitará orientación. La otra tomará las decisiones, coordinará y facilitará. Es un desequilibrio que, durante demasiado tiempo, demasiados de nosotros hemos intentado corregir haciendo lo mismo que creó el desequilibrio en primer lugar: pedir indicaciones y darlas".

Bienvenido a la paradoja de los jamelgos.

"La paradoja del regaño es esa delicada dinámica de relación en la que un miembro de la pareja carga con más ingeniería doméstica que el otro. Uno da instrucciones, hace listas, toma decisiones y da su opinión. El otro acaba recibiendo muchos comentarios e indicaciones", explica Laura.

Pero las cosas no tienen por qué ser así. "Un primer paso importante es darse cuenta de lo que está pasando", dice Laura. "Cuando uno de los miembros de la pareja hace listas, controla todo lo que hay que hacer, coordina y organiza, está realizando más trabajo mental en casa. Sólo disponemos de una cantidad limitada de materia cerebral. Si uno de los miembros de la pareja realiza más trabajo mental en casa, tiene menos para dedicar a otras partes de su vida".

Si eso ocurre, es hora de comunicarse. "Empieza hablando de los costes de la dinámica. ¿Te sientes desconectado? ¿Te sientes tenso a la hora de tomar decisiones familiares? ¿Estás quemado o resentido? ¿Está cansado de pelear? ¿Le está costando la dinámica en otras áreas de su vida? Hablad de los costes y pensad que abordar el problema también os ayudará a sanar esas áreas de vuestra vida", aconseja Laura.

He aquí algunas cosas que, según ella, pueden ayudar a cambiar esta dinámica malsana:

  • "Abordar el desequilibrio en su base. Una persona hace peticiones y la otra las recibe. El Instituto Gottman define este tipo de intentos de colaboración como "peticiones de conexión", y si no se atienden o se rechazan, la relación puede terminar. Sé consciente de cómo reaccionas a las peticiones del otro para hacer el trabajo mental y emocional de crear una vida juntos. Fomenta la buena fe fijando una hora de reunión recurrente una o dos veces por semana, y preséntate dispuesto a colaborar. Nuestras vidas están hechas de detalles aparentemente mundanos. Presentarse con entusiasmo para hablar de esos detalles importa más de lo que imaginas.
  • "No dejes que las decisiones recaigan en una u otra persona. Utiliza la comunicación explícita para decidir cómo quieres tomar las decisiones. Si se acerca un evento festivo, en lugar de asumir que uno de los dos se encargará de coordinarlo y solicitar ayuda cuando sea necesario, añadid 10 minutos a vuestro día para colaborar en un plan y decidir quién se encargará de los detalles de cada cosa.

"¿Quieres que una persona planifique el menú y dirija a todos en la cocina? ¿Prefieres que planifiquéis juntos una comida? ¿Quieres que una persona se coordine con toda la familia, o que todos envíen un mensaje de grupo? Cuando estás atrapado en la paradoja del regaño, una persona puede sentirse sobrecargada con la toma de decisiones y la otra puede sentirse excluida. Comprométete con la claridad y la inclusión a la hora de tomar decisiones.

  • "Rechace las suposiciones. En su lugar, elija la curiosidad y la colaboración". Lo que hace que la paradoja sea tan preocupante es que se trata de una dinámica que se produce sin un acuerdo explícito. En lugar de hacer suposiciones, habla sobre las expectativas y reconoce el papel de cada persona".

También vale la pena señalar que esto no sólo ocurre en las relaciones románticas. "Seguro que todos hemos tenido ese compañero de trabajo que espera a que le digan lo que tiene que hacer y luego se queja de que le mandan. Esto también pasa entre amigos", dice Laura. "Siempre que nos relacionamos, se requiere un trabajo mental y emocional para cuidar esos vínculos. Cuando una persona asume la mayor parte de la responsabilidad de facilitar las cosas y la otra está en posición de tomar las riendas, es una receta para el resentimiento".

"La idea de que regañar y ser regañado es una parte totalmente normal e inevitable de las relaciones es algo que nos han condicionado a creer", concluye Laura. "Las comedias de situación, las películas románticas y las cuentas de parejas en las redes sociales venden la idea de que el tipo de resentimiento y desprecio que puede conllevar la paradoja del regaño es una característica de un matrimonio estándar. No tiene por qué ser así".

Categorías:

¿Te gusta? ¡Puntúalo!

18 votos

Noticias relacionadas