Esta es la palabra que las mujeres deberían dejar de usar

Una ejecutiva de Google y Apple explica por qué esta palabra resta credibilidad a las mujeres. 

Ellen Petry Leanse, una mujer que trabajaba como ejecutiva Google, publicó un artículo en LinkedIn hablando de algo que había descubierto al dejar la empresa para unirse a otra en la que trabajaban más mujeres. Cuando comenzó a tratar con las trabajadoras de su nueva empresa, tanto a través de email como en persona, notó que había una palabra que se repetía demasiado en sus conversaciones: 'sólo'. Primero pensó que serían imaginaciones suyas y que podría ser una percepción, pero entonces comenzó a fijarse con más detenimiento y se dio cuenta de que tenía razón. “Sólo comenzó a surgir con demasiada frecuencia”, explica. “Sólo quiero comprobar esto”, “Solo me preguntaba si habías decidido sobre esto...”, “Si tan sólo pudieras darme una respuesta...”. Definitivamente, era la palabra más empleada en las conversaciones de trabajo con mujeres. “Me di cuenta de que había algo acerca de la palabra que no me gustaba. Era una palabra parecida al 'permiso', era como decir: ¿puedo conseguir algo que necesito de ti? Era la antelación de una solicitud, una disculpa por interrumpir, el golpe tímido de una puerta al entrar”. Ellen siguió pensando en esto y se dio cuenta de que no era bueno que las mujeres utilizaran esta palabra para ponerse en una posición de subordinación. Aunque la intención fuera ser educadas, el significado que se podía sobreentender era otro. Ellen decidió enviar una nota a sus compañeros y compañeras de trabajo hablándoles sobre este asunto e hizo que ellos también comenzaran a fijarse en las veces que se empleaba. “Hablamos sobre lo que insinuaba y todos estuvieron de acuerdo”, cuenta Ellen. Desde que tuvieron esta charla, la comunicación de la empresa cambió y la frecuencia del uso de 'sólo' disminuyó. “Creo que ayudó a fortalecer y reflejar mejor nuestras convicciones”, afirma.

Después de esta experiencia en el mundo laboral, esta mujer pensó que sería bueno llevar el experimento a la vida real y hacérselo ver a los jóvenes. Por eso quiso hacer la prueba con un grupo de jóvenes emprendedores. En una sala llena de jóvenes, pidió a dos de ellos, un chico y una chica, que hablaran al público de su nueva empresa. Antes de empezar, los hizo salir para pedir al público que contabilizaran los 'sólo' de cada uno. Sarah lo pronunció hasta seis veces en su discurso, mientras que el chico solo lo hizo una vez.

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Ahora que somos conscientes de que esta palabra resta credibilidad, bastará con encontrar otra forma para explicar nuestras idea sin miedo y de forma convincente

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