Pasé de Beyoncé en París a operarme de cáncer de mama en Los Ángeles

En noviembre de 2022, programé mis citas anuales para la mamografía y la ecografía mamaria. Tengo mamas densas, por lo que la ecografía ayuda a mejorar la detección del cáncer de mama. En aquel momento, tenía 46 años (y seguía estando como una rosa). La cita rutinaria era mi forma de adoptar una postura proactiva contra el cáncer de mama, una enfermedad que afecta aproximadamente a 1 de cada 8 mujeres en EE. UU. al año y a 2,3 millones de mujeres en todo el mundo.

Desde mi primera mamografía a los 40 años, siempre he compartido mis experiencias en las redes sociales para animar a otras personas a hacerse la suya. Publicaba fotos mías en bata y grababa un pequeño vídeo de mí entrando en la sala de mamografías con la máquina para demostrar lo sencillo que es el proceso.

Claro que hubo una breve molestia, pero es un pequeño precio a pagar por la detección precoz. Estaba hipervigilante al respecto porque una de mis tías murió de complicaciones de cáncer de mama a la temprana edad de 37 años. Años más tarde, otra tía se sometió a una mastectomía, y a otra se la diagnosticaron hace sólo un par de años. Gracias a estas mujeres, no me anduve con chiquitas con mis citas.

Sin embargo, esta vez fue diferente. Durante la consulta, la ecografista mencionó una mancha en mi pecho izquierdo que requería vigilancia. Me aseguró que no era grave y que podía tratarse de un quiste. Pero querían vigilarlo y me pidieron que volviera para un seguimiento dentro de seis meses.

En abril de 2023 me hicieron otra mamografía y una ecografía. Afortunadamente, no se había producido ningún cambio en el punto de la mama izquierda que me estaban controlando. Sin embargo, había aparecido una nueva zona preocupante en la mama derecha, cerca de la axila, que no se había detectado en noviembre. Me hicieron biopsias tanto en la zona izquierda como en la derecha para descartar la posibilidad de cáncer.

Me hicieron las biopsias el lunes 8 de mayo. El jueves 11 de mayo, mi ginecóloga y querida amiga, la Dra. Suzanne Gilberg-Lenz, me llamó para darme la noticia. ¡Era canceroso! Me diagnosticaron carcinoma ductal invasivo (CDI) en estadio 1, lo que significa que el cáncer se había extendido más allá del conducto galactóforo y se había trasladado al tejido circundante, pero no a los ganglios linfáticos. Alrededor del 75% de todos los cánceres de mama son IDC, lo que lo convierte en el tipo más común.

Tuve un ataque de llanto.

El lado izquierdo que controlaban inicialmente estaba bien, pero la nueva zona de la derecha era cancerosa. Por suerte, no provenía de una predisposición genética, lo cual fue un gran alivio. La Dra. Suzanne intentó consolarme porque sabía exactamente lo que estaba sintiendo en ese momento. Ella misma había sido diagnosticada 10 años antes y ahora no tiene cáncer.

La Dra. Suzanne me puso rápidamente en contacto con una extraordinaria cirujana oncóloga, la Dra. Marissa Boyle, del Cedars-Sinai de Los Ángeles. El 15 de mayo entré en la consulta de la Dra. Boyle para someterme a otras cinco horas de pruebas. Estaba llena de ansiedad y miedo, pero la cita se convirtió en una fuente de claridad en medio de tanta incertidumbre. La experiencia y la compasión del Dr. Boyle me guiaron a través del diagnóstico y del camino que me esperaba.

Pero, ¿cómo es posible?

Tenía que hacer mi primer viaje a París en sólo 11 días para ver a Queen Bey. El Dr. Boyle me aseguró que podía coger el vuelo, insistiendo en que viviera mi mejor vida con mis hijas.

Aquel viaje fue tan bueno para mi alma al principio de mi viaje por el cáncer de mama, que implicaría citas constantes llenas de pinchazos. Habría más mamografías, ecografías, biopsias, resonancias magnéticas de mama y pruebas genéticas, cada una de ellas una pieza crucial del rompecabezas.

Mi plan de tratamiento consistía en una tumorectomía seguida de 20 sesiones de radioterapia. Durante el procedimiento de la tumorectomía, el Dr. Boyle extirparía el tumor y el tejido circundante (llamado margen de tejido sano) para asegurarse de que todas las células cancerosas habían desaparecido. El 20 de junio me hicieron la tumorectomía en el Cedars, y terminé los tratamientos de radiación el 29 de septiembre bajo el cuidado de mi oncólogo radioterapeuta, el Dr. Stephen Shiao.

Sí, toqué la campana rodeado de mi hijo y mi familia.

Es la primera vez que lo comparto públicamente, y todavía estoy recuperándome, esperando los próximos pasos y procesando toda la experiencia.

Me enteré de que muchos de mis amigos y familiares más cercanos ni siquiera se habían hecho nunca una mamografía. Por eso comparto mi historia, para subrayar la importancia de la detección precoz. Háganse los autoexámenes, indaguen en los antecedentes familiares y consideren la posibilidad de someterse a pruebas genéticas.

Si tiene 39 años y está a punto de cumplir 40, programe una mamografía. Y si no tienes seguro, investiga programas que puedan ayudarte. Si tienes 40 años o más, pide cita, chica. ¿A qué estás esperando? Te conviene hacerte la mamografía todos los años, a menos que tu médico te aconseje lo contrario.

No se lo deseo a nadie, así que les ruego que se tomen en serio esta información. Si compartir mi historia hace que una sola persona concierte esa cita, habrá merecido la pena para mí y para ellos. Estoy viva. No tengo cáncer de mama. Soy una superviviente.

PS. Mi crema hidratante conditionHER no contiene estrógenos ni otras hormonas. Puedes utilizarla para hidratar tus pechos de forma segura mientras realizas tu exploración mamaria.