Uno de cada cuatro padres deja de trabajar por el coste del cuidado de los hijos

Uno de cada cuatro padres británicos ha tenido que dejar de trabajar o abandonar los estudios para evitar el elevado coste de las guarderías, según revela una importante encuesta mundial.

La encuesta, realizada por Hall + Partners para la organización benéfica Theirworld, encuestó a más de 7.000 padres y cuidadores con hijos menores de edad en el Reino Unido, Estados Unidos, Países Bajos, India, Brasil, Turquía y Nigeria.

En el Reino Unido, algo menos de una cuarta parte (el 23 %) de los padres afirma haber dejado un trabajo o abandonado los estudios para evitar los gastos de guardería. Los padres británicos también tienen más dificultades que los de los Países Bajos, Estados Unidos, India, Brasil, Turquía y Nigeria para pagar las cuotas de las guarderías.

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Un asombroso 74% de los padres británicos afirma tener dificultades para hacer frente a los gastos de guardería, frente al 52% de la India, el 57% de los Países Bajos, el 59% de Nigeria, el 68% de Estados Unidos y Brasil y el 72% de Turquía.

Casi dos tercios -el 65%- de los padres británicos han tenido que hacer importantes cambios económicos en sus vidas para poder pagar el cuidado de sus hijos, lo que incluye trabajar más y gastar menos en la alimentación de sus hijos.

Algo más de una quinta parte -el 22%- de los padres británicos gasta entre el 30% y el 70% de sus ingresos en el cuidado de sus hijos.

Sarah Brown, Presidenta de Theirworld, afirmó que los resultados "dejan al descubierto la magnitud de la crisis mundial de la primera infancia y su impacto en los niños de países ricos y pobres por igual".

La campaña Act For Early Years de la organización benéfica pide a los gobiernos que den prioridad urgente al gasto en los primeros años de vida, ya que los estudios científicos demuestran que el 90% del cerebro de un niño se desarrolla a los cinco años.

Para un niño, los primeros cinco o seis años son una oportunidad única en la vida, pero se está desaprovechando a escala mundial", afirmó Sarah Brown.

Atender a los niños en sus primeros años de vida debe considerarse un bien público, no una prueba privada de la fortaleza económica de una familia. Los padres de todo el mundo ya no deben limitarse a esperar lo mejor, cruzando los dedos para que los cuidados inadecuados a los que a menudo se ven obligados no supongan un riesgo para la seguridad de sus hijos o sus perspectivas futuras en la vida.

Necesitamos una revolución para los primeros años que reúna a gobiernos, empresas, organismos internacionales, padres, trabajadores de primera línea, sociedad civil, jóvenes activistas y grupos de base para mejorar la vida de los niños más pequeños del mundo.

Justin van Fleet, Presidente de Theirworld, pidió que todos los niños reciban un "paquete completo de cuidados y educación" durante sus primeros cinco años de vida, y que éste incluya "una nutrición adecuada, la oportunidad de estimularse mediante el juego y la protección de su salud".

Hace ocho años, los líderes mundiales fijaron el objetivo de que, para 2030, todas las niñas y todos los niños tuvieran acceso a un desarrollo de la primera infancia, unos cuidados y una educación preescolar de calidad", declaró. Pero este objetivo no va por buen camino y no existe un plan reconocido para alcanzarlo. La infrafinanciación crónica significa que más de la mitad de los niños de todo el mundo no tienen acceso a la atención infantil que necesitan, y alrededor de la mitad de los niños en edad preescolar no están matriculados en ninguna forma de educación temprana.

Es necesario un cambio radical en la forma en que atendemos a los niños y a sus familias. Debe convertirse en una prioridad mundial, no sólo con inversiones adecuadas, sino también con ideas brillantes y políticas audaces en todos los ámbitos. Sólo entonces daremos a todos los niños el comienzo en la vida que se merecen".

Según los últimos datos de la OCDE, en la actualidad sólo se destina el 0,5% del PIB británico a la atención y educación de la primera infancia. El mayor gasto se registra en Islandia (1,7%), seguida de Suecia (1,6%), Noruega (1,4%), Francia (1,3%), Dinamarca (1,2%) y Finlandia (1,1%).

Joeli Brearley, directora ejecutiva y fundadora de Pregnant Then Screwed (Embarazada y luego a la mierda), respondió así al informe: "El agobiante coste del cuidado de los niños está despojando a los padres de su carrera profesional y empujando cada semana a más familias a la pobreza.

Estos datos son mortificantes, deberíamos avergonzarnos de lo mal que se está defraudando a los padres en comparación con los países menos desarrollados. Durante años, el Gobierno ha infrafinanciado las guarderías y la educación infantil, con consecuencias devastadoras para los niños y los padres.

Nuestro reciente estudio ha revelado que para tres cuartas partes de las madres que recurren a servicios formales de guardería, trabajar no tiene sentido desde el punto de vista económico. Con unos precios que seguirán subiendo, cada vez más padres se verán obligados a dejar su trabajo y buscarse la vida. Cientos de miles no pueden trabajar y 1,7 millones trabajan menos horas de las que les gustaría por falta de guarderías asequibles y accesibles.

No se trata de un "problema de madres", sino de un problema de toda la sociedad: contribuye a la falta de cualificación, inhibe el crecimiento económico y garantiza que sólo los más ricos puedan acceder a la educación infantil para sus hijos, afianzando así la desigualdad.

Necesitamos la financiación prometida por el Gobierno en el reciente presupuesto de primavera, que asciende a 9.400 millones de libras, para que el Reino Unido vuelva realmente a la normalidad y evitar que más padres pierdan su carrera profesional por los costes del cuidado de sus hijos. También necesitamos que los criterios de elegibilidad incluyan a quienes están formándose o estudiando, la mayoría de los cuales están actualmente excluidos del régimen de horas financiadas y guarderías libres de impuestos, lo que impide a muchas mujeres mejorar sus cualificaciones".