Al señor le pido que no vuelvan las campanas

Al señor le pido que no vuelvan las campanas

Hoy me transformo en un niño telepredicador para hacer llegar mis ruegos al Altísimo. Señor te pido para no regresen las campanas. Yo pequé cuando era adolescente y llevaba más campana que Tony Manero y todo su grupo juntos un sábado por la noche.

Me cubrían los zapatos (entiéndase como zapatillas) y no sólo me los pisaba por detrás, sino que también lo hacía por delante. Era un horror. Y cuando llovía la cosa se volvía aún más dramática. No sabes la capacidad de absorción que tienen las fibras de algodón. Recuerdo un viaje a Portugal en el que nos llovió lo que no está en los escritos. Bien, pues yo me llevé conmigo prácticamente todos los charcos de Lisboa. Tanto fue así, que el agua, no te exagero, me subió hasta los muslos.

Veo que Balmain tiene muchas campanas preparadas bajo la manga y me da mucho miedo verme en abril (aguas mil) con estos pantalones...

Mirando atrás en el tiempo digo ¡Aleluya por los pantalones con pinzas y pitillo!