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Los beneficios de una limpieza sexual

Cuando las cosas se están volviendo un poco rancias en el dormitorio -o peor, forzadas- entonces tal vez sea el momento de considerar una limpieza de sexo. Como la mayoría de las limpiezas, implica un poco de privación, pero para la fuerza general del individuo. ¿En este caso? Dos.

Básicamente, consiste en abstenerse de golpear las botas durante un tiempo. Unas semanas está bien, pero un mes es estupendo. Esto no significa abstenerse del afecto; las caricias y las palabras de afirmación son partes cruciales de una relación amorosa que transmiten ternura, amor y atracción. Después de todo, las limpiezas y los ayunos no consisten en pasar hambre; no estamos recomendando que usted y su amante lleven su relación al borde de la muerte. Estamos hablando de un plan consensuado entre dos personas para, en última instancia, fortalecer la intimidad entre ellos.

A veces, la expectativa de tener relaciones sexuales regulares con una pareja de larga duración puede tener el efecto contrario en el deseo, y venir más de un lugar de mantenimiento obligatorio que de una conexión apasionada. A veces, el sexo habitual se convierte en la norma. El sexo habitual es diferente a una sesión caliente y llena de vapor. Es una fórmula, predecible, y puede llegar a ser un poco desapasionado. Y al igual que la limpieza de una rutina de comida basura que te deja sin energía y sin inspiración, un poco de ayuno puede hacerte bien.

De hecho, en el caso de los hombres, los estudios demuestran que abstenerse de eyacular durante un periodo de tiempo puede aumentar los niveles de testosterona, una hormona que desempeña un papel importante en el deseo sexual. Los niveles saludables de testosterona también se correlacionan con un estado de ánimo y energía elevados. Todo esto empieza a ser positivo para una mejor intimidad.

No se trata de tener menos sexo por evitarlo, sino de crear tensión sexual -tensión que puede haberse perdido en el tedio de la rutina- para dejar de tener relaciones sexuales sin alma y empezar a atesorar esos momentos íntimos juntos. Es el momento de hablar de sexo; de hablar de lo que nos gustaría explorar, de lo que hace nuestra pareja que nos gusta, de lo que no nos gusta, de nuevas posiciones, de mejores momentos de excitación para cada parte y de crear compromisos más favorables en torno a todo ello.

Abstenerse del acto consiste en reavivar la curiosidad por el otro. Es en esos momentos de privación cuando descubrimos cómo ser más intencionales en los momentos sexuales para que se sientan como fuentes de poder y conexión. En este tiempo de castidad consciente, pueden surgir sentimientos. Sentimientos y programación que hemos experimentado en torno no sólo al sexo, sino al amor y las citas, la autoestima, la confianza, el poder que nuestro amante tiene sobre nosotros, las formas en que nos conoce y las formas en que podría conocernos mejor, tanto física como emocionalmente.

Cuando salgan de la rutina y decidan conscientemente probar la abstinencia juntos, su deseo puede dispararse. Tómense el tiempo para abrazarse, mirarse y eliminar las expectativas. Puede que descubras que todas las demás excusas se pierden por el camino también. Es una forma de ver las partes íntimas de tu relación bajo una nueva luz: no se trata sólo de amor y sexo, sino de volver a encender la auténtica lujuria.

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