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Por qué se necesitan las energías yin y yang en una relación

Liz Goldwyn es artista, autora, presentadora de podcasts y fundadora de The Sex Ed. Es autora de Sexo, salud y conciencia: Cómo recuperar tu potencial de placer.

Equilibrar la energía yin y yang en nosotros mismos y en nuestras relaciones íntimas es una danza delicada. Independientemente de cómo te identifiques en términos de género o sexualidad, todos contenemos aspectos del yin y el yang.

¿Has visto alguna vez el símbolo del yin y el yang (o tai chi)? Es un círculo dividido en dos mitades simétricas por una línea curva. Una mitad del círculo es negra (yin) con un punto blanco. La otra mitad es blanca (yang) con un punto negro. Representa la dualidad y el equilibrio de la naturaleza, el universo y las energías en armonía y flujo.

El yang no es mejor que el yin, ni necesitamos atribuir género a ninguno de los dos. No es femenino llorar o ser vulnerable, como tampoco es masculino construir una casa. Adoptar una mentalidad más flexible y comprender mejor los principios de las energías yin (lo que tradicionalmente se ha conocido como femenino, receptivo, pasivo) y yang (conocido como masculino, activo, fuerte) podría ayudarnos a dejar atrás ese pensamiento anticuado.

Cuando estamos en un estado más fluido, podemos "aprovechar" y redirigir nuestras energías yin y yang, lo que conduce a mejores resultados sexuales, personales e incluso profesionales. En 2015, estudié taekwondo en Los Ángeles con el maestro Kim, que ganó la medalla de oro en los Juegos Mundiales de Corea. El maestro Kim me enseñó tai chi como parte de mi entrenamiento y me explicó cómo redirigir la energía yang (agresiva) con yin (pasiva). Me dijo que cuando él y su mujer discuten, él utiliza el yin para resolver las cosas con suavidad y eficacia, en lugar de responder a la ira de ella con energía yang.

Como mujer, uno de los momentos más poderosos para conectar con nuestra energía yin es durante la menstruación. Es un periodo (sin juego de palabras) para volvernos hacia dentro y aprovechar la extraordinaria capacidad que tiene nuestro ciclo para la reflexión personal, la sanación, la intuición y la metamorfosis.

Las actividades yin, independientemente del sexo, pueden incluir dar a alguien un masaje en los pies, cocinar para alguien o preparar un baño y crear un ambiente erótico (velas, flores, música) para tu amante.

Los movimientos directos, asertivos y hacia el exterior pueden considerarse yang, como pagar una comida, tomar la iniciativa en sus deseos sexuales (¡después de comunicarse primero fuera del dormitorio!), e invitar a alguien a salir o decirle "te quiero" primero.

Aunque tradicionalmente se consideraba que expresar nuestros sentimientos y mostrar vulnerabilidad eran expresiones del yin, ha llegado el momento de abandonar el sistema que nos han enseñado y crear nuestro propio estado de ser, más fluido.

¿Entiendes lo que quiero decir? Es una danza constante en la que nos permitimos ablandarnos y luego dirigir, dando espacio y gracia a nuestra pareja para que haga lo mismo. Cuanto más trabajamos este equilibrio en nosotros mismos, más fácil nos resulta bailar el tango con otra persona.

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