Por qué tus afirmaciones no funcionan
Así que has decidido probar las afirmaciones para subir masivamente el nivel de algo en tu vida. ¡Bien!
Todos los gurús predican el poder de las afirmaciones positivas, que consiste en repetir verbalmente nuevas creencias o hábitos hasta que se hacen realidad.
Tal vez quieras tener más confianza en ti mismo, un alma gemela o montones de dinero. Empiezas a garabatear "Soy sano, rico y sabio" por todas las páginas de tu diario. Esparces notas adhesivas con afirmaciones por el espejo del baño.
Asos: gracias por no retocar a tus modelos con Photoshop 10 Afirmaciones Que Transformarán Tu Energía
Pero en lugar de sentir un cambio de energía sensacional, no sientes... nada. ¿Qué podrías estar haciendo mal?
Normalmente hay dos razones por las que tu práctica de afirmaciones no funciona:
Si la afirmación te parece demasiado "exagerada", puedes desarrollar un conflicto interno entre lo que estás haciendo y cómo te sientes en realidad (lo que los psicólogos llaman "disonancia cognitiva"). Un ejemplo sería si intentas afirmar "soy una diosa preciosa" cuando en realidad crees que pareces una patata triste. Tu cerebro no está convencido.
Para resolver este dilema, recomiendo utilizar una "afirmación escalón" para salvar la distancia entre donde estás ahora y donde quieres estar. La clave está en afirmar una creencia que te saque de tu zona de confort, pero que no sea tan extrema que te salga el tiro por la culata. Puedes utilizar palabras como "Estoy en proceso de..." o "Estoy abierto a..." para marcar el camino.
Por ejemplo: "Estoy en proceso de aprender a ver mi propia belleza".
Antes de atraer a mi marido, me costaba creerme la afirmación "Soy mimada y adorada" porque en el pasado sólo había salido con hombres muy tóxicos. Así que, en vez de eso, cambié mi afirmación por "Estoy abierta a la idea de que me traten como a una princesa".
¡Y funcionó!
A medida que se desarrolle tu fe, tus afirmaciones también evolucionarán y se desarrollarán. Así que sigue trabajando y ampliando tus límites, como haces con las pesas en el gimnasio.
Pregúntatelo a ti mismo: ¿De dónde viene esa sensación de urgencia?
Aunque a todos nos encantaría agitar una varita mágica, hay que seguir un proceso paso a paso. Todos los hábitos nuevos tardan semanas en formarse. Pero algunas de las creencias más profundas que quieres cambiar probablemente existen desde hace años o décadas. En lugar de castigarte por la lentitud del proceso, ten compasión por tus esfuerzos. Recuerda que se trata de una pequeña frase contra años de condicionamiento.
Intenta mantener la paciencia durante al menos tres semanas antes de desechar tus esfuerzos. Un poco de perseverancia y un compañero que te rinda cuentas te pueden ayudar mucho.
Con estas dos soluciones rápidas en mente, ya estás en camino de afirmar y atraer cosas bellas a tu vida. Y si vuelves a atascarte, simplemente afirma esto: "Soy fuerte, capaz y puedo superar cualquier obstáculo o contratiempo que se me presente".