El auge de la moda ultrarrápida y sus implicaciones
Imagina que te estás preparando para unas merecidas vacaciones o para salir de noche un día y descubres que no tienes nada que ponerte. Al no encontrar nada en el armario, decides ir al centro de la ciudad y gastarte los ahorros en varias prendas de primera calidad. Este escenario podría haber sido posible hace un tiempo, pero ahora parece que está en peligro de extinción.
La moda ultrarrápida impone su ley
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Atrás han quedado los días en los que tenías que ahorrar para conseguir unos pantalones o un vestido. Aunque la mayoría de las personas sigue fijándose en la etiqueta de la ropa deportiva, tenemos el armario lleno de ropa de calle que hemos comprado por cuatro duros.
Las camisetas que venden empresas como Temu o Shein son más económicas que las que podemos encontrar en un mercadillo. La moda ultrarrápida crece a un ritmo desaforado, contradiciendo al resto de tendencias ecológicas adoptadas por muchos consumidores. ¿Cómo podemos comer alimentos de origen vegetal, consumir energías renovables y presionar a las empresas para que reduzcan el uso de plástico y luego comprarnos camisetas a 1 euro?
La experiencia de compra móvil ha supuesto un cambio de paradigma
Uno de los motivos por los cuales estos gigantes pueden vender sus productos tan baratos es porque son tiendas virtuales. Al existir en forma de fábricas y almacenes grandiosos, con nada más que una app como infraestructura de atención al cliente, evitan cualquier tipo de intermediario, lo cual les permite ofrecer precios supercompetitivos.
Si quieres un pack de calcetines baratos, un conjunto de camisetas de batalla o unos cuantos vestidos para el verano, solo tienes que iniciar sesión y deslizar el dedo hasta encontrar lo que buscas. Ahora puedes hacer que te traigan a casa lo que quieras por mucho menos de lo que te costaría en cualquiera de las tiendas de tu ciudad.
Más que una tendencia pasajera
El auge de la moda ultrarrápida se debe básicamente a la combinación de dos factores: la crisis económica y la creciente necesidad de obtener recompensas rápidas. Esto último lo encontramos también en otros aspectos de la vida, como en las loterías online, en la interacción en redes sociales como TikTok o Instagram y hasta en el hecho de que UberEats nos traiga la comida a la puerta de casa.
La combinación de la crisis del coste de la vida en muchos países del mundo y las nuevas expectativas de la sociedad han posibilitado el éxito de la moda ultrarrápida. Será interesante ver si la ropa de gama media se ve afectada. Las marcas premium siempre estarán ahí, y mucha gente aspirará a vestir sus productos aunque estén fuera de su alcance, pero no podemos decir lo mismo de las marcas de gama media.
Es posible que estas marcas, cuya ropa se percibe como mejor que la ropa de mercadillo y por la cual la gente estaba dispuesta a pagar un poco más, pierdan su cuota de mercado. Aunque nadie duda de que ofrecen una mejor calidad, ¿cuánta gente continuará comprando sus productos si gracias a la moda ultrarrápida pueden conseguirlos diez veces más baratos?
Un horizonte incierto
Puede que, en breve, muchas marcas de ropa empiecen a arrojar pérdidas. Simple y llanamente, no podrán competir ni en precio ni en variedad con las marcas de moda ultrarrápida y se convertirán en las primeras víctimas de esta tendencia. Y aunque muchos esperamos que ello no ocurra nunca, el dinero siempre manda.
